jueves, 11 de diciembre de 2008

Jueves con mi viejo profesor


Latín no se me dio del todo bien cuando cursaba 2º de BUP, aún así lo aprobé sin brillanteces. Más tarde, llevado por mis ansias médicas me decanté por la opción de ciencias puras, desterrando académicamente las humanidades en mis objetivos a corto plazo. Ya véis, paradojas de la vida. Pero si algo recuerdo de aquellos días de sangre y letras es sin duda la relación con mi Profesor de Latín, Raúl. Amistad que se remonta hasta estos días. Hoy le recogí puntual en el Colegio, donde me esperaba vestido elegante con su gabardina y su paraguas. Solemos quedar cuando vengo a descansar a Santander y él siempre me lo agradece como si le hiciera el mejor de los regalos. Me dice: "Ay toñín, estas mañanas que compartimos fuera de la cotidianidad, son como echar una cana al aire". En boca de sacerdote no está nada mal la expresión, denota su personalidad abierta y cachonda. Esta mañana hemos compartido conversación, viaje y un paseo. ¡Ah, por cierto! visitamos a unas amigas... unas monjas clarisas en Villaverde de Pontones. Me reí un montón con él mientras esperábamos a la Sor encargada de realizar las encuadernaciones. El muy perrete las vacilaba un poquitín diciéndoles que yo quería ordenarme en Madrid.
Raúl ha compartido los mejores y los peores momentos de mi vida y pocos como él me tienen tan calado. Su edad es avanzada, pero su espíritu es batallador y adolescente.
Al despedirme de él noto siempre un pequeño nudo en el estómago y siempre pido que no sea esta la última vez, nuestro último paseo juntos.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy emotivo. En este presente deshumanizado reconforta saber que algún "joven" encuentra solaz y refugio en compañía de su "viejo" profesor. La experiencia es un grado que no debería degradarse.

Un beso, Fer.

A.S. Olivier dijo...

En estas fechas recuerdo inexorablemente a otro gran maestro que nos dejó hace un año. Aún recuerdo aquella magia y humildad que rodeaba su persona, y sobre todo aquel consejo que nos dio a ambos antes de partir a Montenegro. Espero que nunca olvidemos tan sabias palabras.
Me acercaré hoy al mar de Magerit y recordaré su alma de Ahab.
Besos Bucanero
*a

Rukaegos dijo...

Siempre hay en nuestras biografías personas especiales. Y a pesar de tanto como se les suele machacar en esta sociedad, o de lo injustos que somos a veces cuando ejercemos de alumnos, lo cierto es que entre esas personas hay muchos profesores. María Ángeles, Mercedes, Mariascen, Mariluz, Demetrio, Aurelia, Carlos, José Antonio y tantos otros están entre aquellos con los que no perdí el contacto. Y que se cuentan entre las personas más entrañables de mi vida.

Saludos y bello post :)

A.S. Olivier dijo...

Gracias Regino por tu comentario. Yo también me acuerdo con edulcorada nostalgia de aquellas mañanas frías y el vaho adherido al cristal mientras Don Pedro impartía su clase junto a su termo de café y tres mandarinas que repartía siempre entre alguno de sus alumnos.
Yo también les recordaré siempre.

Anónimo dijo...

Hermano, me he emocionado leyendo tus palabras.

Hoy es el cumpleaños de mi más amado y admirado maestro, ya no puedo estrecharle contra mi pecho, hundirme en su regazo e inundarme de su humanidad rebosante, pero gracias a él soy quien soy y me siento orgulloso de serlo.

Un beso.