sábado, 31 de mayo de 2008

Desafíos: Yuxtaposiciones ´08



Ha sido una de esas semanas en las que todo parece haber salido por fin bien. La Casa Encendida me ha proporcionado estos días esa recompensa que de una forma u otra llevaba cierto tiempo esperando dentro del ambiente Magerit-iano. Spoken-word, Slam-Poetry, Perfo-Poesía, al final lo importante es la sensación tan placentera y tan comentada en estos días de curso: esa mezcla de sugerencia y extrañamiento que te provocan los caminos inexplorados y vírgenes. Ciertamente dulce ha sido compartir aula con personas tan interesantes e inquietas y saborear a ritmo pianissimo esos momentos que no se negocian como unas buenas cervezas en Lavapiés, los microversos de Ajo en petit comité, la lengua trovadora y canalla de Albert Plá o el clímax dialéctico creado por Mr. Escarpa y mis ocho compis de viaje.

La primera etapa de otras muchas que vendrán, estoy seguro.

*

Obra: Disparos de Luz (Antonio Gómez)

martes, 27 de mayo de 2008

Najwa, por fin anoche nos besamos.

Nocturno


El peso de los días y su valor interno.
Cuando las horas corren en espiral y la agenda abusa de la condición física.
Y entretanto tú,
persiguiendo ilusiones mientras los últimos metros recorren
su senda entre la penumbra y la noche.
La habitación y el sueño
congregarán tu cuerpo
una vez más
a una tregua sin nombre.

domingo, 18 de mayo de 2008

Letargo primaveral

Como a Lena en su motel, me invade el sueño en este fin de semana fabricado para el descanso y la quietud. Desnudo como ella, mi cuerpo yace en una habitación desordenada, repleta en su caos de tazas, libros y tareas pendientes. Todo parece postergado a otro tiempo próspero en apetencias y excesos vivaces.

martes, 13 de mayo de 2008

Encuentros y Despertares


Los que me conocen saben del valor máximo y definitivo que concedo a la Amistad. Código genético heredado, creencia desbordada o tal vez idealización consciente de un caudal que construye vida y alimenta la psique del corazón, son por sí mismos ley motiv de un estilo prominente y personal frente al paso de días y etapas. Estas dos últimas semanas han rebosado encuentros, confraternidad, ansiadas escenografías y copas canallas tras la caída del telón de la media noche.
Al llegar al apartamento esta tarde en Magerit he sentido la imperiosa necesidad de abrir la ventana del salón y asomarme a la vista ciclópea de la ciudad. Lejos de aquí, casi todo. Al alcance de mi mano los miles de trenes de los que todo el mundo habla y que no acaban de llegar. Dentro, vosotros, la marea que empuja y preside mi altar, la oración íntima antes de que llegue mañana. Aché.

Foto: Janko y quien firma en las orillas del Lago Skadar (Montenegro).

viernes, 9 de mayo de 2008

La Lengua del Pesimista



270.00 Sentencias pendientes de Ejecución, corrupción urbanística y masacre ecológica de costas y montes, telediarios que narran la muerte del ser humano y la contaminación del suelo. Sólo uno de cada tres licenciados en este país ejerce un puesto de su cualificación, la mala educación, la carencia de civismo, el humo, los miles de coches y sus cláxons sincronizados, la ansiedad, la falta de medios, el aumento del crimen organizado, la inmigración incontrolada y su propia denigración, los salarios míseros (que no mínimos)...viviendas inaccesibles, cultura de la propiedad, falsa creencia del derecho a la felicidad con carácter de perpetuidad, el escupir, la banda de hijos de puta y de necios que mueven los hilos, el transporte público a primera hora y mi rol de hormiga aplastada contra la puerta del vagón, la debilidad del sexo, la fuerza de la carne, el odio, la incapacidad de satisfacción propia, el cansancio, la brevedad de los sueños, la ausencia de referentes, la ignorancia, la wii frente Stendhal, los deseos nunca confesados, la frustración.A veces me da por asomarme al mundo y poner en palabras lo que mis ojos contemplan.
*
Entonces sólo hay una palabra que logra reconfortarme con espíritu de futuro: Exilio.

martes, 6 de mayo de 2008

El Sueño de Gorlice


Son las once de la mañana y Cracovia despertó hoy regada de sol y de deseo. Camino solo. El resto de la expedición surca ya este cielo abierto y zarco rumbo a sus países de origen. Hace pocos minutos descabalgué mi equipaje en la Estación Central de Ferrocarril. Necesito sentirme libre, tal vez ingrávido, estas últimas horas en Polonia. Inhalaré lentamente el vaho de los días vividos, y echaré un vistazo atrás volcando mi cuerpo sobre la inmediatez del pretérito. Siento que he participado de una acción conjunta, de un golpe de vida, de un torrente excelso. Sentado en el Café Prowincja, repaso instantes, rostros, texturas, destinos probados... Un expresso, un croissant relleno de chocolate, un agua mineral y un disco de bebop engrandecen aún más el momento.
En voz baja pienso si este país significó siempre en mí un exotismo con alma, una isla en Europa refugio de corsario huido o quizá, una meta prorrogada de sueños nunca escritos. De lo que sí estoy seguro es de lo que supondrá a partir de ahora: un puerto de entrada en mi memoria, un nudo en la garganta construido de madera y de futuro, un enlace de dos cuerpos cercanos prósperos en vida y en azares inciertos. Jamás una ceremonia impregnó tanto la piel, un sentimiento de dicha y de fortuna serpenteó el cuerpo de los allí presentes.
Venidos de más de cinco países diferentes, seducimos al idealismo con días y noches de hechizo y prestidigitación. Los sótanos de Cracovia, las calles del Barrio Comunista, los restaurantes de la Calle Bracka, o el poder de las velas y la música en el Barrio Judío fueron antesala perfecta para el día clave: la boda en Gorlice. Embriagados de felicidad y Vodka saboreamos el placer intenso de la amistad y el encuentro. Yo quedé mudo, taciturno ante la ola de instantes y felicidad que me embargaban de manera constante. Recordé tanto pasado en tan pocos días. Qué delicia como ejemplo aquel paseo con Friedrich por el bosque de Gorlice previo a la ceremonia. Y de lo que pasó tras la misma, de las seis cenas y el self-service obelixiano, de las pompas y las luces de colores, de la música y el baile, de las cerca de noventa botellas de Vodka que sirven ahora para dejar mensajes en alta mar, de la movida de los años ochenta y la resurrección de rockola en las salas de aquél palacio de finales del S. XIX, de lo prohibido, de lo que no se cuenta ni se escribe, de creer una vez más en el milagro de la vida y en los sueños cumplidos, del amor, y de otras tantas cosas de las que no hablaré más por ahora.
No hace mucho un amigo cercano me preguntó si creía en la magia. Supongo que entonces contesté a la pregunta dubitativo. Desde la Iglesia de madera de Sekowa, mientras sujetaba los anillos que sellarían el enlace de mi querida pareja, le respondería seguro esta vez. Sí, definitivamente sí, creo en la magia y en un Dios polaco.
Ángel y Kasia, gracias. Os quiero.