lunes, 27 de octubre de 2008

martes, 14 de octubre de 2008

Perfumes que cuentan historias


Se dice que más allá de sus notas de entrada y de salida, de sus nombres que invitan a soñar o de las fórmulas secretas que componen las "narices" que los crean, los perfumes encierran historias. Un perfume será atractivo por su propia seducción natural. Para conseguir la nota de clásico, deberá evocar las esencias de tu vida. Ese tránsito, esa evolución hasta el jugo final que encierra niñez, pretérito y nostalgia es lo que en Francia se denomina Madeleine de Proust, ese gusto que te deja en el paladar el pastel que te metes en la boca cuando eres todavía un enfant terrible y que luego recuerdas toda la vida. Todo en ellos adolece de una carga desproporcionada de sutilidad.

viernes, 10 de octubre de 2008

En estas estamos


paciencia.
(Del lat. patientĭa).
1. f. Capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse.
2. f. Capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas.
3. f. Facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho.
4. f. Lentitud para hacer algo.
5. f. Resalte inferior del asiento de una silla de coro, de modo que, levantado aquel, pueda servir de apoyo a quien está de pie.
6. f. Bollo redondo y muy pequeño hecho con harina, huevo, almendra y azúcar y cocido en el horno.
7. f. Tolerancia o consentimiento en mengua del honor


"La Naturaleza, Sr. Olivier, no da saltos", no trate Vd. de eludir ciertas etapas.

FDO. Psico-Sabio

sábado, 4 de octubre de 2008

Noruega, algún día...

Fue aterrizar y acribillarme de inmediato una ráfaga de pretérito y bienestar. El otoño se hizo presente nada más dar los primeros pasos alrededor del centro histórico de Oslo. Una naturaleza sublime y excelsa recogía las primeras miradas, en mi caso atónita y sin embargo entregada al espectáculo. Hay algo en estos países que me conecta al instante con ese "Yo" más inconsciente, un baúl que encierra en ocasiones verdades inconfesables. Deambular sin prisa y sin rumbo cierto por ese pueblo llamado Drobak era premiar a tus sentidos más agudos. ¡Qué gran país!¡qué rostros vieron mis ojos!, que diría el poeta. De las copas canallas a dieciseis euros (granizados de cocacola), del Masawa y de un país llamado Nigeria, de un tal circo mecánico así como de los tés que se combinan con cervezas en paradas obligadas
que os hablen mis buenos acompañantes.
Yo me debo sólo a terrenos oníricos y a ciertos futuros imaginados en la calle Gyldenloves.
Gracias por la oportunidad Sergi. Mange takk.