lunes, 5 de enero de 2009

My Blueberry Nights

Catorce noches agolpadas en la trastienda de un tiempo agotado en su compromiso, como si de una parada técnica en una de esas fábricas de extrarradio se tratase. Tú, el animal rabioso que espera y desespera, que otorgará su golpe certero a la presa en el momento preciso frente a su primavera creciente. En medio de este desierto de personajes que ni están ya, ni se les espera, preparo mi asalto con los pocos que no desfallecen hacia estancias más altas en busca flores agrestes. “Lo bueno, para los buenos”. En medio de esta estepa, una película, un crepúsculo bañando días y noches con su estela de arándano. My Blueberry Nights va más allá de la ruptura, de los propios recuerdos o sus sueños anexos. Conmovido desde primer segundo de metraje por un color y una estética de tonos suaves, sumido en un atardecer sin final, deambulé junto a Elizabeth y Jeremy en esa exploración de los abismos que son la soledad y el vacío.
Un viaje entendido como una exploración mayor de ellos mismos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ese verso, bastión de esperanza, nos acompañó siempre, antes incluso que lo escucháramos en aquella velada poética en el Palacio de la Magdalena.

Cada día, construimos parte de un camino que descubrimos a cada paso. Perseguimos, quizá equivocadamente, un ideal que nos haga sentir vivos, conocemos esa experiencia sublime y somos adictos a ella.
Esta vez nuestro exótico camello se llama Wong Kar Wai.

Un beso, hermano.

A.S. Olivier dijo...

¡Inyéctate buenas dosis de hermosas sustancias!

Ya quedaremos pronto en la Plaza de "Colón" :) y bajo una bandera confesarás tu inquebrantable melancolía.

Salud camarada!