APRENDER A OLVIDAR
(Susana C. de su disco "El baile de los días")
Él mira hacia otro lado
para no ver lo que ella esconde.
Ella hace mucho ruido
para no oír lo que él se calla.
Dan una vuelta más de tuerca a su horizonte.
Se asoman al abismo del espejo
y tienen miedo
Tirar una moneda y pedir un deseo,
a mil metros de altura mirar las tempestades.
Barcos de amor hundidos, ondas azules
Círculos que se agrandan buscando un centro nuevo.
Aprender a olvidar para empezar de cero,
porque sin ti mi mundo es un lugar helado.
Inventárselo todo,
no queda más remedio.
A tu manera
o a mi manera,
otro tipo de amor.
Las deudas ya pagadas,
cerradas las heridas
y curados los besos de la última batalla,
volvemos otra vez al punto de partida.
Dos líneas que se cruzan un instante en el agua.
cerradas las heridas
y curados los besos de la última batalla,
volvemos otra vez al punto de partida.
Dos líneas que se cruzan un instante en el agua.
9 comentarios:
Me encanta el nombre de la entrada, ¿¿¿estudiando tu mapa de emociones???
Cuanto ruido habré llegado hacer, hasta atormentarme a mi misma, para evitar oir lo inevitable... pero al final del proceso, siempre sucede lo que ha de suceder... para seguir inventando... CON LAS DEUDAS SALDADAS.(BRUTAL)
Perfecto acompañamiento musical..
Un beso.
Magnífica canción! Buen texto, certero. La conjunción con la foto me desconcierta, pero preciosa mujer. Y el título? Vuelve usted a estar perdido, Sr. Olivier?
Me pregunto cómo construyes estos puzzles maravillosos…
Por qué no se grabó mi comentario anoche?
Que bonita despedida, cantarle a alguien have a little faith in me. And when your secret heart can not speak so easily come here darling from a whisper start. I will be there to catch your fall. I will be there.
Así se puede aprender a olvidar
Con nombre —y apellido— te contesto (lo que debe ser una novedad teniendo en cuenta todos los anónimos que se barajan en este blog y que despiertan en mi imaginación un mundo de posibilidades más que interesante). No volveré aludir a las casualidades porque, más allá del verbo, no creo que hayan existido nunca entre nosotros. Pero hablas de tempestad y ésta viene siendo el leitmotiv de mis últimas semanas; y hablas del adiós y éste viene siendo el claim de toda mi vida. Dicen que terminar es una forma de empezar, dicen que la marea traerá algunas nuevas conchas —sin nombre— a la orilla… Dicen que todo pasa: el tiempo, la tormenta, los naufragios. ¡Pero que me diga alguien cómo coño se puede pasar sin que duela?
Y tiro la moneda y olvido en esos segundos cuál era mi deseo por miedo a que se cumplan. Por miedo a equivocarme en mis anhelos.
Te leo, y lejos de la realidad o de la ficción, una vez más llegas, como siempre, directo.
¡Mira que te gusta Rankin, poeta! Preciosas canciones... Creo que tienes algo mío (un par de cosas de hecho), te escribo luego un correo. Un beso. Otra anónima con nombre...
¿Perdido? No, cada día tengo más claro lo que quiero.
Pero no todo está en nuestras manos, ni tan siquiera podemos controlar las exigencias que el guión impone.
Una semana: una doble pérdida. Y toca cerrar los ojos, pensar quizá que habrá más suerte la próxima vez. O más justicia…
Dentro, arañando en una contrapartida imposible, ese ligero vértigo ante la posibilidad inminente de ser feliz.
Ha sido un mal trago, una mala semana que tiñó de gris el principio del verano…
Poco a poco toca regresar y retomar la normalidad y los juegos ya conquistados. No hay que darle más vueltas a hechos que ya me han robado bastante energía en los últimos tiempos.
Aprender a olvidar.
El otro día unos amigos me regalaron un pequeño libro de poemas de Alberto SantaMaría antes de partir hacia Madrid. Su último verso dice:
"Donde hay espejos es inevitable la vida"
No porque mi nuevo estudio tenga uno en el baño de casi tres metros de alto, sino porque lógicamente, pese a todo, esto debe seguir ...
Salud Dramas y Caballeros
(escuchando de Imagine Project de Herbie Hancock)
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