
Pese a la condena que supone regresar precipitadamente de ciertos sueños, no aminoran en mí las sensaciones de contundencia y vida experimentadas en mi pequeña
Aufenthalt en Alemania. Hubo desde el comienzo una pretensión de grandeza, de anhelo conjunto por tocar terrenos oníricos, de pulsar la tecla exacta y
reinventar la épica y el romance. Seis años quedaban atrás y los protagonistas de entonces renacían nuevamente en un paisaje dotado de pretérito y pasiones. Fue aterrizar y embriagarme completamente.
Friedrich, el hermano para siempre. Su familia, un segundo hogar. Y
Verena, dársena suave y cercana a la que poder arribar en una nueva ruta que se me imagina viable. Ha sido otra vez algo más que un enlace. Una historia de reencuentros (kasia, Ángel, Florian,Martin ...) de viajes en coche por carreteras secundarias, de conversaciones a fuego lento como el café que las acompañaba, de anhelos y aspiraciones posibles en un paisaje acogedor y hospitalario. La
urdimbre de una unión que extendió su tejido de fantasía sobre la memoria de los allí presentes. Una fábula de la que una vez más fui afortunado testigo.
Y desde entonces soy porque tú eres,
y desde entonces eres, soy y somos,
y por amor seré, serás, seremos.
Gracias Fede y Verena por invitarme a tan bello itinerario.